La cara oculta de la traducción
Redacción: Mónica Jáñez Chaguaceda
Corrección: Paco Sanz Irisarri
Artículo escrito por Mónica Jáñez Chaguaceda y corregido por Paco Sanz Irisarri.
Dice Nuccio Ordine que «debe rebasarse necesariamente la corteza para descubrir, tras la apariencia, la verdadera esencia de las cosas». No es cómodo indagar más allá de lo que llega directamente a nuestras manos, pero siempre dota a las cosas de verdadero significado conocer lo que hay detrás.
Hace poco estaba hablando con una amiga en una de nuestras interminables charlas sobre libros que nos encantaría leer y para los que por supuesto no tenemos tiempo. En concreto, en ese momento comentábamos la última edición de Aurora Luque de los Poemas y testimonios de Safo incidiendo en la dificultad de darle forma en otro idioma a algo que lleva tantos años escrito y con tantos análisis de por medio. La dificultad de ser capaz de mostrar la voz propia y singular del autor sin caer en incongruencias; la necesidad de previo conocimiento del estilo, de la obra, etc. Entonces mi amiga lo dijo: «Pero yo pensaba que traducir era solo traducir. Traducir y ya está». ¿Qué es «traducir y ya está»?
En uno de mis innumerables vistazos a las redes sociales estos días, me encontré con un artículo que comparaba la traducción con la ebanistería. Decía: «En mi experiencia, cuando te compras una casa, lo que quieres es que no se te caiga sobre la cabeza. Te da igual quién fue el arquitecto que pensó en la distancia que debía haber entre una ventana y otra si las ventanas se abren y se cierran. Y te la trae al fresco que el bocata del albañil fuera de chorizo, o que él pensase en sinfonías mientras colocaba ladrillos, si no se te hacen agujeros en las paredes. Pues lo mismo con los traductores».
En otras palabras, el público suele fijarse en el resultado del producto en cuestión (en nuestro caso, la traducción) y poco recae en el trabajo de fondo y las posibles lágrimas vertidas en el proceso. Uno de esos lagrimones lleva el nombre de documentación. Aquí pretendo dar unas nociones básicas de esa cara oculta de la luna que sustenta todo lo demás.
Partamos del esquema básico e ideal: recibo el texto original; analizo (comprensión del contexto y del texto en sí); identifico los posibles problemas de traducción; ¿puedo solucionarlos por mí misma?; si la respuesta es no, empieza el juego.
Unas palabras que probablemente escuches sin cesar a lo largo de la carrera sean fuentes de información. Según la séptima acepción del DRAE, una fuente es un “principio, fundamento u origen de algo”. ¿Vamos a la raíz de la búsqueda del saber?
Directorios
Se utilizan para encontrar otras fuentes de información. Entrarían aquí los manuales de fuentes de información, los directorios de bases de datos y los directorios de bases de recursos. Por ejemplo, Translation Resources Online o Base de datos de la UAB.
Bibliográficas
Catálogos de bibliotecas, bases de datos bibliográficas generales y especializadas, buscadores académicos, directorios de revistas científicas y culturales. Por ejemplo, Base de datos de libros editados en España, Library of Congress Online Catalog, Directory of Open Access Journals (DOAJ), RACÓ (Revistes catalanes d’accès obert) o eBiblio (Servicio de préstamo de libros electrónicos).
Lexicográficas
Diccionarios monolingües (generales, normativos, de uso, etc.), diccionarios bilingües y multilingües, enciclopedias, corpus de traducción, gramáticas, libros de estilo… Por ejemplo, DRAE, Panhispánico de dudas, DIRAE, Diccionario de colocaciones en español, Español coloquial, Corpus de referencia del español actual, Nueva gramática de la lengua española, Libro de estilo del diario El Mundo, Termcat, Centre National de Ressources Textuelles et Lexicales y muchos más en este artículo de Recursos Lexicográficos del blog de traducción En la Luna de Babel.
Temáticas
Obras que nos permiten conocer con más o menos profundidad un tema. Es decir, enciclopedias, manuales, monografías especializadas, tesis doctorales, artículos de revistas académicas y científicas… Por ejemplo, Britannica Online Encyclopedia o TDX (Tesis Doctorals en Xarxa).
Jurídicas
Incluyen información generada por los órganos legislativos y judiciales. Por ejemplo, BOE (Boletín Oficial del Estado), EUR-Lex o Noticias Jurídicas.
Técnicas
Incluyen información con finalidad tecnológica y empresarial. Por ejemplo, Oficina Española de Patentes y Marcas o WIPO.
Biográficas
Para obtener datos relativos a las personas. Por ejemplo, Associació d’escriptors en llengua catalana o Who’s Who.
Geográficas
Para obtener datos referentes a lugares. Por ejemplo, CIA The World Factbook o WORLD MAPPER.
Estadísticas
INE (Instituto Nacional de Estadística), Eurostat o Google data publiexplorer.
Hemerográficas
Para acceder a publicaciones periódicas de carácter general. Por ejemplo, La Vanguardia Hemeroteca o el Archivo Web de El País.
Patrimoniales
Contienen documentos de diversa índole que forman parte del patrimonio bibliográfico y documental de un continente, país o región. Por ejemplo, Hispana, Memòria Digital de Catalunya o Europeana.
De todas maneras, no me gustaría terminar la lista sin mencionar un recurso documental en auge: la comunidad traductoril de Twitter. No hay un día que pase sin ver a alguien compartiendo algo que pueda servir a los compañeros de profesión: glosarios, diccionarios, cursos en línea y presenciales, recomendaciones de trabajo, ofertas de prácticas, posibles traducciones a un término imposible y críticas a la mala praxis, pero sobre todo elogios. Muchos elogios.
No obstante, esto solo es el comienzo. Sin darnos cuenta nos documentamos constantemente: leyendo (desde libros hasta publicaciones de Instagram), consumiendo contenido audiovisual (ese maratón de Las chicas Gilmore cuando te dejó tu ex), conversando (con amigos, con gente que acabas de conocer o con la señora que te habla en la parada de bus); por el simple hecho de vivir en esta sociedad y prestar un poco de atención estamos documentándonos. Sin embargo, depende directa y exclusivamente de nosotros mismos ir más allá y abrir nuestro horizonte personal.
Al fin y al cabo, dicen por ahí que un buen traductor es aquel que siente una curiosidad tremenda por todo lo que le rodea; gracias a la documentación conocemos mundos hacia los que quizá antes no se nos hubiese ocurrido mirar.