Tradúpolis: entrevista a Lucía Rodríguez

Redacción:  Carmen María Carpena Ortega

Corrección: Elena Figal

Entrevista realizada por Carmen María Carpena Ortega y corregida por Elena Figal

Cada especialidad requiere unas cualidades. […] Lo bueno es que estas cualidades no son excluyentes, uno se puede ser especializar en varios campos a la vez. Lo importante es dar con lo que a uno le gusta y se le da bien (que pueden ser varias cosas, no tiene por qué ser solo una) y tratar de hacerse un hueco.

LUCIA 6Lucía Rodríguez Corral es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Alfonso X el Sabio (Madrid) y traductora autónoma desde 1998. En sus casi veinte años de trayectoria profesional, ha ido especializándose en ámbitos creativos y, actualmente, se dedica principalmente a la traducción publicitaria y comercial. Aunque la traducción audiovisual no es hoy su actividad principal, sí es la especialidad que más satisfacciones personales le reporta y en su agenda siempre hay hueco para las películas. Ha traducido decenas de películas (sobre todo para cine) y ha tenido la suerte de poder participar en proyectos muy interesantes, como la traducción para doblaje de Buscando a Nemo, Los Increíbles, Up!, Enredados, Criadas y señoras, Brave (Indomable) y Frozen: el reino del hielo, Zootrópolis, Buscando a Dory, Vaiana, Get out (Déjame salir), Cincuenta sombras de Grey y Cincuenta sombras más oscuras.

Ocasionalmente, imparte clases de traducción de películas y seminarios de traducción creativa (o transcreation) para universidades españolas y europeas y asociaciones profesionales.

Fue finalista en la primera edición de los Premios ATRAE por su traducción para doblaje de Brave (Indomable) y ganadora de los V Premios ATRAE por la traducción para doblaje de Zootrópolis.

Pregunta: Llevas años dedicándote a la traducción audiovisual. Pero ¿cómo empezó tu incursión en la profesión? ¿Cuáles han sido tus pasos?

Respuesta: Acabé la carrera en junio de 1998 y, ese mismo verano, empecé a trabajar como traductora autónoma. Me compré un ordenador y me puse a trabajar desde casa. Obviamente, al principio tenía muy pocos clientes, por lo que tuve que compaginar la traducción con la docencia y la investigación. A los dos o tres años, tenía un volumen de traducción suficiente como para poder dejar los otros trabajos. El paso fue un poco complicado, porque ya no contaba con las muletas de las otras actividades y al principio tuve que apretarme el cinturón, pero fui afianzándome poco a poco.

A la traducción audiovisual llegué por casualidad. Había estudiado algo de traducción de películas y me gustaba, pero no había dado el paso de ponerme a buscar trabajo en el sector. Un buen día, un compañero tuvo que rechazar un trabajo porque estaba de vacaciones y me recomendó al estudio que lo había llamado a él. En ese estudio, poco a poco, fueron dándome oportunidades (al principio solo traducía tráileres y cosas pequeñitas) y, un buen día, me propusieron traducir mi primer largometraje. Y así empezó todo. Muchos años después, sigo traduciendo películas, aunque todavía no es mi principal actividad.

P: Has trabajado en diferentes especialidades de traducción, como en la traducción de marketing y publicidad, multimedia y web y audiovisual. ¿En qué se diferencian unas de otras? Como traductor/a, ¿se requieren unas cualidades específicas para cada uno de estos campos?

R: Es difícil resumir las diferencias entre especialidades. Cada especialidad tiene sus peculiaridades, pero hay cosas que tienen todas en común. No sé, quizá la principal diferencia entre ellas es que cada una tiene una finalidad propia: el cine es cultura o entretenimiento; en la publicidad, lo que se busca con una traducción es vender; las páginas web suelen ser un escaparate de la empresa o incluso funcionan a veces como establecimiento de venta… Así que el destinatario y el objetivo de la traducción es diferente en cada caso y eso determina la manera de abordar el trabajo. Es un tema muy complejo como para resumirlo aquí en unas líneas.

En efecto, cada especialidad requiere unas cualidades. Para la traducción de publicidad, por ejemplo, hace falta creatividad. Para la traducción audiovisual, además de ser creativo, hay que tener capacidad de síntesis (en el caso de los subtítulos, por ejemplo). Si uno hace traducción científica, supongo que es necesario tener conocimientos especializados y ser muy preciso y claro en la expresión. Y así podríamos ir desgranando las cualidades que se requieren para cada especialidad y no terminaríamos nunca. Lo bueno es que estas cualidades no son excluyentes, uno se puede ser especializar en varios campos a la vez. Lo importante es dar con lo que a uno le gusta y se le da bien (que pueden ser varias cosas, no tiene por qué ser solo una) y tratar de hacerse un hueco.

P: Has traducido películas muy conocidas y de géneros muy distintos, desde Cincuenta sombras de Grey, hasta Wall-E, pasando por Criadas y señoras, ¿hay un género con el que disfrutes más?

R: Disfruto con todas las películas que traduzco, la verdad. Además, he tenido la suerte de traducir buenas películas de todo tipo. Pero si tuviera que elegir un género, quizá me quedaría con la animación. Las películas de dibujos suelen ofrecer muchas oportunidades de dar rienda suelta a la creatividad porque suelen tener chistes, juegos de palabras, personajes con caracteres muy marcados, etc. Eso aporta interés a la traducción. También me gusta que sean sobre todo los niños los que disfruten del resultado final, me encanta oírlos decir cosas sacadas de mis traducciones.

P: Formas parte de la asociación ATRAE. ¿Por qué crees que es importante asociarse? ¿Qué ventajas tiene? ¿E inconvenientes?

R: Los traductores, por la naturaleza de nuestro trabajo, solemos trabajar en casa, aislados del mundo. Eso es un problema a la hora, por ejemplo, de exigir que se respeten nuestros derechos como profesionales. Si cada uno va por su lado, es muy complicado hacer fuerza para cambiar las cosas. Por eso es importante asociarse porque, en grupo, nuestra voz se oye más y podemos llegar más lejos. Además, al estar asociado, se tiene acceso a actividades de formación, a oportunidades de conocer a compañeros, etc. Asociarse no tiene ningún inconveniente. La única pequeña pega que tiene es que hay que pagar una cuota anual, pero suelen ser cuotas asequibles para un profesional en activo; y muchas asociaciones tienen cuotas especiales para estudiantes. Realmente, son todo ventajas.

P: A través de la asociación ATRAE se ha llevado a cabo una iniciativa en redes sociales que es indicar el traductor o la traductora de las obras audiovisuales con las etiquetas #QuiénSubtitula y #QuiénTraduce. ¿Por qué es importante dar visibilidad a los traductores?

R: La traducción es una actividad invisible. Y, en realidad, es buena señal que no se note nuestra presencia, porque el público que no está familiarizado con la traducción solo se acuerda de nosotros cuando una traducción es mala. Muchas veces, el público ni se plantea que los subtítulos de una película los hace un traductor. Sin embargo, para que nuestra labor se valore, es necesario que se sepa que existimos, que la traducción es una profesión y que hay profesionales que vivimos de ella. Para exigir el lugar que nos corresponde, es preciso que se sepa que nuestro trabajo existe y que es necesario. Por eso toda la visibilidad que se le pueda dar es bienvenida. Y esas etiquetas son una forma de aportar nuestro granito de arena. Es importante que se hable de nosotros siempre, no solo cuando una traducción es mala. Tenemos que exigir el lugar que nos corresponde.

P: Hace poco te han dado un premio por la traducción para doblaje de la genial Zootrópolis. ¿Cómo te sentiste cuando te enteraste? ¿Alguna vez imaginaste que te premiarían por traducir?

R: Me puse muy contenta, porque recibir el reconocimiento de los compañeros de profesión se agradece especialmente. Nunca imaginé que me darían un premio por traducir, sinceramente. Que yo sepa, tampoco es que existan muchos premios de traducción, aparte del Premio Nacional de Traducción, que otorga el Ministerio de Cultura a traductores literarios (y yo no soy traductora literaria). Así que no es algo que me hubiera parado a pensar nunca, no era ni siquiera una opción que pudiera contemplar. Personalmente, ya consideraba un premio tener trabajo, disfrutar de él y vivir bien de mi profesión. Y el Premio ATRAE, que me hace muchísima ilusión, es la guinda.

P: Por último, ¿qué consejo darías o qué recursos recomendarías a los estudiantes que quieren dedicarse a la traducción audiovisual?

R: Les recomendaría que tuvieran paciencia, porque no se consigue una cartera de clientes de la noche a la mañana. Hace falta ilusión, autoestima, tiempo, tesón y trabajo. Todos hemos pasado por ahí. Además, les pediría que tratasen de cobrar unas tarifas justas, acordes con su preparación y la calidad de su trabajo. Como la traducción audiovisual es una especialidad muy atractiva, suele ser muy tentador aceptar los trabajos que nos llegan, aunque sea a cambio de tarifas muy bajas. Y eso perjudica no solo al traductor que las acepta, sino también a todo el sector. Hay que pensar a largo plazo: si el sector se hunde porque hay muchos traductores principiantes que aceptan tarifas muy bajas con el pretexto de adquirir experiencia (eso está pasando ya), en el futuro, cuando estén independizados, ya tengan esa experiencia y necesiten más ingresos, querrán subir esas tarifas pero no podrán, porque el sector en su conjunto ya estará hundido. Tendrán que trabajar mucho para reunir unos ingresos mediocres. Y no sirve de mucho tener experiencia en una profesión de la que no se puede vivir, aunque se tenga trabajo.

Así que los animo a buscar trabajo en el sector, porque es una especialidad muy bonita con muchas posibilidades. Es posible vivir de ella. Pero, para eso, todos tenemos que colaborar e intentar que nuestro trabajo se valore, social y económicamente, como corresponde. Y, para lograrlo, hay que pararse a pensar un poco, pedir unas tarifas justas y tratar de no dejarse explotar más de la cuenta…

Un consejo que a mí me ha funcionado: si diversificas un poco y eliges un par de campos de especialidad, tienes más margen para negociar y maniobrar. Si, en un momento dado, un sector entra en crisis (por ejemplo, si hay huelga de actores de doblaje y de repente hay un parón de dos o tres meses en la traducción), disponer de una fuente de ingresos alternativa siempre facilita salir adelante. Para mí, siendo autónoma desde hace veinte años, es importante tener siempre una red de seguridad y no apostarlo todo a una sola carta.