
Todos los hombres (y mujeres) del (ex)presidente
Redacción: Carmen María Carpean
Corrección: Llorenç Crespo
Entrevista realizada por Carmen María Carpena y corregida por Llorenç Crespo.
Nombre: Jose Fernando Carrero Martín
Estudios: Grado en Traducción y Mediación Interlingüística y Máster en Traducción Creativa y Humanística
Centro: Universitat de València
Profesión: traductor autónomo y (futuro) doctorando
Cargo: encargado de comunicación y expresidente de la AETI
Hemos trabajado muchísimo, nos hemos movido mucho para que nos vean las universidades, trabajamos para dar seriedad, para que se nos tuviera en cuenta a la hora de organizar actividades y ver el punto de vista del estudiante. […] Sí, somos estudiantes, pero eso no implica que seamos críos o que no seamos serios.
Pregunta: Has sido presidente de la AETI durante un año, pero ¿cómo empezó todo?
Respuesta: Empecé con la AETI en el ENETI de Granada, en 2013. Empecé porque [algunos estudiantes] queríamos organizar actividades en la Universitat de València; consideramos que se podía dar un vuelco a todo el tema estudiantil dentro de la universidad y fue cuando conocimos la AETI en el que creo que era su segundo año. Un amigo y yo nos presentamos en la asamblea general tras el ENETI y a raíz de eso se organizaron un par de charlas en las que yo no participé. Iba como asistente pero no llegué a meterme ni como socio ni como vocal.
Por cosas de la vida, todos mis amigos se fueron de Erasmus o terminaron la carrera, así que fui yo la única persona que había ido a ese ENETI que podía ser vocal. Organizamos una charla; de ahí pasamos a organizar nuestras primeras Jornadas de Traducción Audiovisual y, de esa forma, fue como continué como vocal y fui pasando por diferentes cargos de la asociación.
P: La decimotercera edición se celebró en Valencia, ¿tenías claro que tú serías el organizador?
R: Mientras se organizaba el ENETI en Alicante, [los vocales de la UV] estábamos con la organización de nuestras II Jornadas de Traducción Audiovisual. Sabíamos que no había gente que quisiera presentarse para organizar el siguiente ENETI y nosotros estábamos organizando nuestras segundas jornadas con bastante éxito (creo que vinieron unas 250-270 personas). En ese momento pensamos, «¿Y por qué no lo hacemos aquí en Valencia?». Así que Manu Crespo, el otro vocal por aquel entonces, y yo presentamos la candidatura y nos encargamos de todos los procesos con bastante ilusión. Creo que la gente en la universidad no sabía muy bien qué estábamos haciendo… nosotros íbamos, pedíamos papeles, nos decían «muy bien, aquí tenéis». Hubo un momento en el que incluso nos llegaron a llamar desde la administración «los pesados de traducción» porque no dejábamos de visitarles.
En cuanto a la organización del ENETI, fue mucho estrés. No voy a mentir, sufrí mucho (risas). Había mucho que hacer y tenías que encargarte de mil cosas. Pero conseguimos montar un grupo de trabajo buenísimo, éramos siempre 10-12 personas fijas en todas las reuniones, todas las semanas trabajando. Conseguimos sacar muchas cosas adelante. En ese sentido, estoy muy orgulloso de lo que logramos entre todos.
P: ¿En qué te ayudó ser organizador del ENETI a la hora de ser presidente de la AETI?
R: Sobre todo te da visión para saber qué se cuece en el mundo de la traducción. Además, también te da formas de contactar con la gente, relaciones, conocer en quién te puedes apoyar, madurez…
Además de eso, también me dio paciencia, capacidad para gestionar problemas, para no ponerme nervioso (que también es importante) y de conocer a la gente que acabó formando parte de la Junta Directiva.
P: ¿Por qué querías ser presidente de la AETI? ¿Qué objetivos querías cumplir? ¿Qué te ha quedado por hacer?
R: Es un tema un poco complicado. Todo empezó en mi etapa de tesorero en AETI oficial. Durante ese año tuvimos un cambio generacional y mucha gente que había sido vocal hasta el momento se fue, lo cual dejó a muchas universidades vacías. Al igual que pasó con la Junta Directiva de aquel momento. Estábamos en un momento de cambio vital, teníamos a una persona que se había ido a Maguncia, a otra persona que se había ido a Polonia y los otros tres integrantes que seguían en España habían comenzado ya su andadura en el mundo laboral. Sin quitarle valor a todo lo que hicieron, yo me sentí un poco al pie de los caballos. No es una cosa mala, no me quejo. La cuestión es que yo en ese momento incluso pensé que esto estaba yendo bien, que estábamos mejorando… La diferencia de cuando empezamos en octubre, en la primera asamblea, a la asamblea de febrero fue brutal. Al principio no quería presentarme a la presidencia porque estaba siendo mucho trabajo, pero luego pensé que era un proyecto al que estaba dedicando muchísimo de mí y que me había dado muchísimo. Para mí lo importante es eso. Era una forma de devolver a la asociación todo lo que me ha dado, por así decirlo. Sobre todo, muchísima formación, muchísima capacidad para gestionar problemas, aprendizaje vital, amistades, etc. Y eso fue más o menos lo que me motivó para presentarme a la presidencia.
En cuanto a lo que hemos conseguido, por ejemplo, hemos hecho un lavado de cara brutal a la asociación: nuestras redes sociales funcionan superbién, la estructura interna está muchísimo más clara, hemos arreglado los Dropbox, hemos modificado los estatutos (que llevaban sin tocarse desde la fundación de la AETI), hemos traducido la web a los idiomas cooficiales, hemos establecido contacto con asociaciones de estudiantes internacionales, hemos mejorado nuestras relaciones con las asociaciones profesionales (que fue una de las principales metas que nos marcamos). En general, creo que entre todos mis compañeros de junta y yo hemos conseguido llevar a AETI a otro nivel.
¿Cosas que se quedan en el tintero? Nada. Todos los proyectos que tenemos pendientes son proyectos que la nueva Junta Directiva está llevando a cabo, que se deciden en asamblea y en los que todos participamos. Si se nos ha quedado algo por hacer, no me preocupa porque sé que lo terminaremos haciendo. Creo que hemos hecho un muy buen trabajo y espero que ahora, cuando el resto de mis compañeros (que ya están trabajando en ello) continúen por esta línea, se vea que lo que hemos conseguido nosotros ha sido sentar una base sobre la cual construir los próximos cinco años de AETI. Eso espero (risas).
P: De lo que has hecho, ¿de qué te sientes más orgulloso? ¿Qué ha sido lo más difícil?
R: De lo que me siento más orgulloso es del hecho de ser tantos, de haber conseguido crear un grupo de trabajo tan bueno, con tantos vocales. No ha sido un trabajo solo mío, es trabajo de toda la Junta: de Lorena, Ildefonso, Claudia y María. Es también trabajo de la junta que presidió Jairo Lara. Hemos trabajado muchísimo, nos hemos movido mucho para que nos vean las universidades, trabajamos para dar seriedad, para que se nos tuviera en cuenta a la hora de organizar actividades y ver el punto de vista del estudiante y para que la gente nos reconozca y sepa qué es lo que somos. Sí, somos estudiantes, pero eso no implica que seamos críos o que no seamos serios: organizamos actividades con grupos de investigación como CiTrans o Trama o, colaboramos con proyectos como el MUTE, trabajamos en equipo con asociaciones como ATRAE o la Xarxa para llevar el asociacionismo a las universidades, etc.
Trabajamos de una forma muy profesional, en mi opinión, y para mí eso es lo más importante: hemos dotado a AETI de, digamos, un músculo, de una forma de hacer las cosas, de capacidad de trabajo y, lo dicho, de multitud de representantes en las universidades. Todos trabajan a muerte, todos organizan charlas. Yo, que llevo en la asociación cuatro años, no había visto nunca algo así. Estoy contento por eso.
P: ¿Qué crees que se debería mejorar?
R: Pienso que hay dos puntos clave para mejorar en AETI. En primer lugar, mejorar la comunicación con los socios, porque muchas veces pienso que la gente se hace socia pero se queda ahí. Me hago socia pero no aprovecho los descuentos; les llega el boletín, les llegan las cosas, pero no hay nada más allá. Creo que lo importante es una comunicación más activa. Por ejemplo, la lista de distribución es una pasada, puedes mandar mensajes ahora mismo a 400 socios de toda España. Eso es una locura.
Dicho eso, considero que también se han dado pasos para mejorar esto: la revista es un ejemplo de ello, en mi opinión; la AETI solidaria es otro. Son formas en las que gente que antes era socia pero que no participaba de forma activa se anime y vaya descubriendo que esto también les ayuda a formarse y a meterse en el mundo de lo que es la asociación.
El otro punto que me he quedado un poquito con ganas de ver es poder haber metido a AETI un poco más en el movimiento estudiantil. Considero que hay cosas que AETI tiene que ser capaz de hacer o capaz de conocer y donde todavía no hemos llegado: movimiento estudiantil más a nivel nacional, compartido con el resto de carreras. A nivel de Traducción estoy muy contento y considero que estamos consiguiendo bastante.
P: Por último, ahora que has dejado tu mandato, ¿cuáles son las expectativas de futuro tanto dentro como fuera de la asociación?
R: A nivel personal creo que mi expectativa es descansar. No voy a mentir, a este proyecto le he dedicado la vida. Me despertaba y pensaba «Venga, hay que hacer esto, hay que hacer lo otro, ¿en qué podemos mejorar? Hay que hacer reunión. Venga, tengo que motivar a la gente, hay que ir por aquí». Es algo que desgasta. No me arrepiento ni me voy a arrepentir nunca de cualquiera de mis decisiones con relación a AETI. Pero es verdad que he dado mucho de mí.
Y, a nivel profesional, espero avanzar con la tesis. Voy a empezar como doctorando en la Universitat de València. Me muero de ganas, es un tema que me apasiona y que quiero sacar adelante como sea. También soy traductor autónomo, me estoy formando como traductor aeronáutico y me gustaría continuar por esta línea, con la traducción técnica, continuar mejorando y si puedo ser un ejemplo para alguien o algún tipo de motivación de decir «esta persona empezó la carrera y siendo tan joven está haciendo la tesis, está trabajando como autónomo, está haciendo un montón de cosas»… Creo que todos los ejemplos que puedan ser positivos y que, además, en cierta forma tengan relación con AETI, son buenos. Porque, yo no voy a mentir, lo que he conseguido a nivel personal y a nivel profesional viene mucho por AETI: por el hecho de que te da formación y te da visibilidad en el buen sentido, te motiva a trabajar y la gente ve que estás trabajando. Eso es reciprocidad. Entonces, a nivel personal diría un poquito de calma, un poquito de relax, y a nivel profesional diría la tesis, continuar trabajando como autónomo, y continuar en el mundo de la traducción.
P: ¿Y dentro de la asociación?
R: Dentro de la asociación espero continuar ofreciendo mi punto de vista, evidentemente. Ahora soy el Felipe González de la AETI (risas). Espero poder aportar todo lo que he aprendido. Creo que es muy importante que la gente que ha estado y la gente que se ha movido, todos los presidentes (Vicent, Judith, Jairo, etc.) participen y que entre todos ayudemos para que la AETI siga creciendo. Es una asociación que está en continua evolución, en continua renovación porque va entrando gente nueva y se va yendo la que termina la carrera. Entonces, es bueno que los que hemos estado ahí continuemos estando, dando nuestro punto de vista y ayudando siempre de forma constructiva. Y eso es básicamente lo que espero yo de la asociación.