
3, 2, 1… ¡A ser autónomo! Entrevista a María Nieves Fluet Sánchez
Redacción: María Armero Sabater
Corrección: Mónica Granero Montagud
Entrevista realizada por María Armero Sabater y corregida por Mónica Granero Montagud.
Datos de la entrevistada:
– Nombre: María Nieves Fluet Sánchez
– Estudios: Traducción e Interpretación en Granada
– Profesión: Profesora de Traducción e Interpretación en la Universidad de Murcia, traductora autónoma jurada y turística.
– Idioma de especialización: Francés
– Lugar de Nacimiento: Águilas (Murcia)
Pregunta: ¿Por qué decidiste dedicarte a la traducción? ¿Y por qué te decantaste por esas dos especialidades?
Respuesta: La verdad es que dudé mucho; de hecho, lo decidí en el tercer trimestre de segundo de bachillerato. Me gustaban los idiomas y me aconsejaron estudiar Traducción e Interpretación porque tenía muchas salidas. En cuanto a las especialidades, la traducción jurada fue por tener un título aparte, y con el tiempo es con la que he obtenido más clientes. Quizás no sea la más bonita, ya que la mayoría son traducciones jurídicas y el Derecho tiene ramas complicadas, pero es rentable. Además, conlleva una responsabilidad mayor puesto que también certificamos la exactitud y fidelidad de dichas traducciones. Respecto a la turística, trabajé como becaria en la Oficina de Turismo de mi pueblo y en la actualidad colaboro con una empresa de servicios turísticos, lo que me ha permitido que cuenten conmigo cuando necesitan traducciones. Es una especialidad que me gusta mucho y aunque a priori puede parecer más fácil que cualquier otra, no lo es tanto, ya que debemos tener en cuenta factores como el espacio según el formato, decidir qué se traduce y qué no, las referencias o alusiones culturales, los juegos de palabras… En definitiva, toda traducción tiene sus entresijos.
P: ¿El entorno en el que se encuentra un traductor puede ser determinante a la hora de escoger un tipo de especialidad o se puede tener la opción de elegir la especialidad?
R: En el caso de la traducción audiovisual, por ejemplo, y por lo que sé por algunos compañeros, está más concentrada en Madrid, Barcelona y Sevilla. En mi caso, al ser traductora jurada, mi nombre aparece en la lista del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación en la Región de Murcia y por el idioma francés, y esto hace que, por motivos prácticos, me llamen empresas o particulares que residen en esta misma región. No obstante, tengo amigas que cuando no han podido hacer una traducción, me la han pasado a mí, aunque el cliente fuera de otra región. Por tanto, el entorno puede condicionar, sí, pero no es determinante. Aprovecho para decir que los contactos son fundamentales. Respecto a la turística, el hecho de colaborar con empresas de servicios turísticos y haber trabajado en la Oficina de Turismo, me ha facilitado que me encarguen algunas traducciones. Sin embargo, también podemos buscar clientes o nos pueden llamar desde otros lugares. Recuerdo que en una ocasión me contactó una empresa de Málaga a través de las redes sociales para que tradujera su página web.
P: Eres traductora autónoma, ¿qué ventajas te supone el serlo? ¿Inconvenientes?
R: Una desventaja clara es la inestabilidad económica. En una empresa tienes un sueldo fijo, y sea este más o menos elevado, te permite poder administrarte los ingresos. Lo que es curioso es que, cuando empecé, me dijeron que un autónomo ganaba más dinero que un asalariado, y no tiene por qué ser siempre así, pero es evidente que cuando tienes muy buenos clientes, te estás asegurando un sueldo más o menos estable. Otra ventaja es que puedes organizarte como quieras, puedes trabajar si quieres de 8 de la tarde a 5 de la mañana, ya que nadie te impone un horario. Eso sí, eres totalmente responsable de lo que haces, tanto de los aciertos como de los errores. Por último, te puedes tomar las vacaciones o los días libres que quieras y cuando quieras, pero sabes que no los vas a cobrar, como lo harías si estuvieras en una empresa.
P: ¿Cómo ha sido tu carrera profesional desde la licenciatura hasta ahora?
R: Pues algunos trabajos han surgido por casualidad. Al acabar la carrera hice el CAP (lo que ahora es el Máster Formación del Profesorado) en Granada, al igual que las prácticas, y descubrí que me gustaba la docencia. Lo acabé en febrero o marzo y durante los meses siguientes estuve enviando currículums. Al estar recién licenciada, pasó un tiempo hasta que alguna empresa me contestó. Yo quería vivir en Murcia y busqué trabajo en sitios donde pensaba que podrían necesitar a alguien con mi perfil: academias de idiomas, empresas de traducción, de exportación… Como en septiembre de ese año quería estar allí, durante el verano me metí en unas becas de la Oficina de Turismo para, además de adquirir experiencia laboral, ganar algo de dinero que me permitiese vivir en Murcia hasta encontrar trabajo. Dio la casualidad de que hubo un puesto vacante en la Alcaldía y me llamaron. No tenía nada que ver con la Traducción pero cuando venían extranjeros, me llamaban para hacer de intérprete o para traducir a vista algún documento para realizar trámites administrativos; por lo que nunca he estado desvinculada de la traducción. Al finalizar ese contrato, decidí seguir estudiando y hacer el Máster Universitario en Traducción Editorial aquí en Murcia. A continuación me hice autónoma y así sigo en la actualidad. ¡Ah! También estuve de auxiliar de conversación en Francia durante el último año de la carrera, lo que recomiendo encarecidamente a todos los estudiantes.
P: ¿Es duro empezar a encontrar clientes? ¿Qué métodos puede utilizar un recién titulado que busque promocionarse?
R: En mi opinión, antes de daros de alta como autónomos, es importante tener más o menos claro a qué especialidad queréis dedicaros y empezar a buscar clientes por ahí, ya que es muy difícil (aunque no imposible) encontrarlos el primer mes. Por otro lado, consultaría en una asesoría los trámites administrativos que hay que seguir para darse de alta (por lo general es muy rápido) para tener los documentos necesarios ya preparados. Creo recordar que para el primer año de autónomo la cuota es de 50 euros. Otra opción es trabajar en agencias de traducción. Yo no lo hice, nunca trabajé para una agencia, solo de colaboradora, pero no en plantilla. Sin embargo, lo recomendaría porque ahí tenéis a profesionales que os guían, orientan y corrigen, además de un sueldo fijo. Empecé a ser autónoma por necesidad, porque cuando comenzaron a llamarme los primeros clientes tenía que facturar y, por tanto, me tuve que dar de alta. En ese momento, por la edad (creo que ahora ha cambiado) la cuota de autónomo no era la más alta pero tampoco los 50 euros, así que me tuve que dar prisa en encontrar clientes. Empecé a enviar currículums a academias de idiomas, editoriales y empresas de traducción acompañados de una carta de presentación adaptada a cada empresa. Por otro lado, creé varios perfiles en redes sociales como LinkedIn, Twitter y Facebook y me hice tarjetas de visita. Lo que más me ha funcionado hasta la fecha han sido los contactos y las recomendaciones. No solo los contactos entre colegas, que también, y son importantes, también de clientes satisfechos que han pasado mi teléfono a otros clientes. Siempre hay que intentar realizar un trabajo de calidad, y más aún al principio, ya que es lo que nos va a permitir que un cliente nos vuelva a llamar y nos recomiende. Habrá épocas en las que tendréis muchos encargos y otras en las que no os llegará nada pero no hay que desesperar, todo llega. En definitiva, hay que moverse mucho, ser visible en las redes sociales y asistir a eventos que tengan que ver con la traducción, porque os van a permitir no solo seguir aprendiendo, sino daros a conocer y crear contactos.
P: ¿Qué haces en esos momentos de “sequía”?
R: Seguir formándome con cursos, gratuitos o de pago, la formación es imprescindible, con la carrera no se acaba la formación, siempre hay que seguir. También aprovecho para asistir a talleres, congresos, conferencias… Siempre lo aconsejo porque muchas de las cosas que he aprendido han sido en este tipo de eventos. Y seguir buscando clientes, escribo a empresas ofreciéndome como correctora o traductora. La última fue un hotel, al que ofrecí mis servicios de corrección en español para su página web.
En primer lugar, como en cualquier profesión, te tiene que gustar mucho lo que haces y disfrutar con tu trabajo. La creatividad es importante, principalmente para las traducciones publicitarias, audiovisuales o turísticas. La curiosidad, que es un rasgo inherente a la personalidad del traductor, y el afán por aprender. Ser hábil para documentarte y manejar y dominar herramientas informáticas, ya que facilitan y agilizan la labor. Ser organizado, o volverte organizado, sobre todo si eres autónomo. Es esencial que los plazos se cumplan porque será tu imagen como profesional la que se verá afectada en el caso contrario.
P: Ahora que tienes una larga lista de experiencias tanto en el mundo de la traducción como en el mundo profesional, ¿crees que es complicado vivir solo de la traducción o siempre es necesario tener otro trabajo?
R: Conozco a gente que vive solo de la traducción; ahora mismo, tengo en mente a un traductor que lleva cuarenta años traduciendo y factura (según me dijo) mucho dinero al mes. Se puede vivir y muy bien. En mi caso, he diversificado mucho, en primer lugar por necesidad, porque empecé a buscar clientes por varios sitios y al final me he ido quedando con los trabajos que más me gustan. No me dedico íntegramente a la traducción porque no es lo único con lo que disfruto, ya que he descubierto otros campos que me gustan como la docencia y el turismo. Con algunos me aseguro un sueldo fijo, y con el resto, pues depende del mes y de las traducciones que me vayan mandando. Puedes enviar currículums a diversos trabajos por probar y luego resulta que te acaben gustando. Lo ideal es tener claro lo que nos gustaría hacer, a qué nos gustaría dedicarnos, sin olvidar la motivación y la rentabilidad. En mi caso, aunque la traducción jurada sea en ocasiones tediosa y conlleve más responsabilidad legal, está mejor pagada, pero disfruto más con una turística, aunque sea menos rentable.